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| Fuente: TVShow |
Con motivo de una entrevista, consultamos a Romano acerca de su postura frente a la violencia en el fútbol uruguayo que él tanto conoce, y nos contó sobre algunas de las experiencias que tuvo que sufrir, a partir de ésta.
Pregunta: ¿Qué pensás acerca de la violencia en el fútbol? ¿Tiene alguna solución aparente?
Rodrigo Romano: No, no. No tiene. Es más, creo que estamos en una involución constante porque me parece que los cuadros grandes, que son los que atraen la gran masa de gente en este país dejaron crear un monstruo sin darse cuenta y ahora se les fue de las manos. Peñarol ahora está con un lío bárbaro interno porque sabe que a partir de que su estadio abra las puertas, el estadio va a estar en jaque producto de lo que es la barrabrava, porque aparte la barrabrava se está peleando en la interna también por un montón de negocios colaterales que va a tener el estadio desde el estacionamiento, la reventa de las entradas... Es difícil, porque aparte hay mucho temor en los dirigentes porque acá todo el mundo sabe donde vive todo el mundo, el auto que tenés, a dónde van tus hijos al colegio, es un mercado muy chico, un medio muy chico, y creo que el temor es una piedra fundamental como para que esto (N.d.R: la violencia) no vaya para atrás.
Pregunta: Hablando de violencia, hace poco fuiste insultado en medio de una transmisión por una mujer en la cancha de Liverpool, luego del partido en el que enfrentaban a Peñarol. ¿Cómo tomaste ese hecho?
Rodrigo Romano: ¡Me sorprendió mucho! Me sorprendió mucho porque la puteada y el insulto yo la tengo incorporada por la pasión que despierta el fútbol. No debería ser así, porque yo a la larga estoy trabajando y no le hago daño a nadie, estoy emitiendo una opinión porque es mi trabajo.
Pero esta muchacha, con el paso de las horas trascendió el incidente, también hizo una apología de la violencia en algunos medios que la sacaron al aire, que yo no lo compartí eso porque me pareció que se tendría que haber cortado de raíz, y una de las explicaciones que dio es que como ella vio que nadie me puteaba a mí, decidió comenzar a putearme ella. Entonces vos escuchás esas cosas y decís: una tipa, que además estudia Ciencias de la Comunicación, realmente me llamó la atención, me desorientó, y ahora la empresa (Tenfield) ya está hablando de tomar algunas medidas internas porque la semana que viene tenemos que volver, y no sabemos que nos vamos a encontrar en Belvedere, en la última fecha cuando jueguen Liverpool y Nacional. Aparte también el tema se encaró por el género, sobre cómo una mujer va a insultar, ésto no va en el género, me parece que nadie debería insultar.
En la cancha de Wanderers, una vez, en un partido entre Wanderers y Racing, había un tipo que se dedicó los 90 minutos a insultar al juez de línea. Pero lo seguía, hacía los mismos movimientos que el línea. No le importó el partido, no le importó nada. Entonces llega un momento que el tipo me entró a desconcentrar por los gritos, porque si bien había vidrio, yo lo estaba escuchando. Y entonces digo: ¿cómo puede ser que la gente salga de la casa predispuesta a venir de esa manera a un espectáculo? ¡Y la policía es la primera barrera que tiene que tener! La policía lo ve y lo tiene que sacar, porque yo voy a un cine, y me paro adelante de la pantalla, y empiezo a putear al que está emitiendo la película, ¿qué hacen conmigo? Me sacan de la sala, y seguramente pase un buen rato en una comisaría. Y es un lugar público, y el fútbol es lo mismo. Y sin embargo en el fútbol se permiten algunas cosas que no tienen sentido.
Pregunta: Quizás por el tema de la pasión, se permite más de lo que se debería...
Rodrigo Romano: Se permite más de lo que se debería. Eso sin duda. Una vez estaba con mi hija ( Martina, de 10 años) en el shopping de Punta Carretas, veníamos bajando por la escalera mecánica, y una persona me vio, y se me puso a gritar cualquier disparate. Y eso mi hija no se lo olvida y la pasó mal ese día. Yo después le tuve que explicar que obviamente el fútbol despierta mucha basura pasional, muchas cosas buenas pero también muchas cosas malas y feas. Y a partir de ese momento mi hija me dijo: "algunas cosas me gustan de tu trabajo, y otras no"
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